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Ambientes

“El ambiente debe ser como un acuario donde se reflejan las ideas, los valores, las actitudes, las culturas de la gente que vive en su interior”  Loris Malaguzzi

El curso pasado (19-20) en el primer ciclo de infantil se comenzó un cambio pedagógico en las aulas, la instauración de los ambientes educativos de aprendizaje. Quizá lo más llamativo de este cambio fue la modificación de los espacios y los materiales. Los espacios se cambiaron tratando de crear una escuela más cercana y acogedora, con materiales naturales, no estructurados, estos materiales se encuentran al alcance de los niños y las niñas para poder lograr una mayor independencia y autonomía siendo ellos y ellas los que generan el juego partiendo de su propio interés. 

Los ambientes de aprendizaje se generan partiendo de la curiosidad innata de los niños y las niñas, de su necesidad y de sus intereses intrínsecos que muestran a la hora de jugar, por ello no son estáticos, sino que el adulto va observando el tipo de juego que se genera y se pueden ir modificando o cambiando según van mostrando sus evoluciones y sus tipos de juego el propio alumnado. De esta manera, por ejemplo, en las aulas de 1-2 se comenzó el curso con un ambiente de calma en el que poder relajarse y leer cuentos o descansar, un ambiente de juego heurístico en el que experimentar con las texturas, los pesos y las formas, un ambiente del escondite en el que aparecer y desaparecer, un ambiente de construcción y por supuesto un ambiente de movimiento, en el que trepar, correr, escalar… Durante el curso estos ambientes se han ido modificando, adaptándose a las necesidades de los niños y las niñas, y aunque algunos se han mantenido (calma, escondite y movimiento) otros han desaparecido para luego reaparecer o se han cambiado por otros que permiten al alumnado continuar con su desarrollo, apareciendo así por ejemplo el ambiente de juego simbólico, en el cual los niños y las niñas reproducen situaciones de la vida cotidiana. Todos estos ambientes generan diversas situaciones de aprendizaje que facilitan al adulto la observación y a su vez con los ambientes se consiguen cumplir los objetivos pedagógicos.

Pero la metodología por ambientes es mucho más que un cambio en los materiales y los espacios, es un cambio de mirada hacia la infancia, es entender que el papel del adulto debe ser el de facilitador de aprendizajes, un observador que interviene solo cuando es necesario y que permite que el alumnado tenga a su disposición aquello que necesita en cada momento. Es entender que no debemos enseñarles aquello que creemos que les toca según un currículum o la experiencia previa sino, observar qué es lo que realmente necesitan, que es lo que les motiva, cuáles son sus intereses y deseos... Comprender que aquello que aprendan por sí mismos, mediante el ensayo error, la experimentación y sus propias vivencias, será aquello que los acompañe durante el resto de sus días. Es entender que, el aprendizaje más importante que deben llevarse de la escuela es que ellos son capaces y válidos para todo aquello que se propongan, y es que en la escuela no venimos solo a aprender, venimos a ser.

 "Intentar enseñar a un niño algo que puede aprender por sí mismo no sólo es inútil, sino también perjudicial" Emmi Pikler

 

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Alumnado del Consejo Escolar

Mi nombre es Emma Vinsonneua tengo 14 años, estoy cursando 3º de la ESO.

Soy estudiante del Centro Hipatia desde los 4 años, hace 10 años, desde el primer curso de nuestro centro Hipatia en Rivas.

Me he presentado al Consejo Escolar porque me parece una muy buena oportunidad para expresar nuestras necesidades como alumnos y alumnas de la Comunidad Escolar. A nivel personal para mí es toda una experiencia llena de oportunidades para aprender y crecer como alumna y persona.

Me parece muy importante que el alumnado tenga voz y opinión en el Consejo Escolar, juntos formamos parte de esta gran familia y es muy importante que se obtengan distintos puntos de vista para poder mejorar en todos los aspectos de la Comunidad Escolar.

Hipatia me parece un centro muy bueno, tanto por la forma de aprendizaje, como por la cercanía y el buen rollo entre alumnos, profesores, y demás adultos del centro

Espero y confío en ser un buen apoyo en esta aventura.

Estoy a vuestra disposición para cualquier sugerencia.

Emma

Las puertas de Hipatia

Volviendo la vista atrás, allá por los inicios de septiembre, hace 4 meses más o menos, aunque la sensación es hace muchísimo tiempo… las familias y el profesorado teníamos muchas incertidumbres y miedos, por qué no decirlo, lo verbalizábamos de la siguiente manera: “en cuanto empiece el cole en 15 días, estamos todos y todas confiados otra vez, no somos sanitarios y no vamos a saber identificar síntomas”

Nos pusimos a redactar protocolos, a generar medidas de higiene y distancia, a aprender que cada colegio debía tener una comisión covid y funcionaron; vaya que si funcionaron y aquí estamos comenzando el segundo trimestre. Pero hoy de lo que queremos escribir es de una medida que nos hace compartir experiencias, sensaciones, sentimientos y pensamientos…una medida en las distintas puertas generadas para las entradas y salidas.

Tomar la temperatura del alumnado nos ha dado la posibilidad de volver a confiar en la escuela como momento de encuentro y momento de compartir, hemos aprendido en las puertas de Hipatia a mirarnos a los ojos y fijarnos en el lenguaje de la mirada.

Un hecho que podríamos pensar lejos de lo educativo, somos capaces de reconvertirlo en un momento de vínculo entre las familias, el alumnado y el profesorado y esto hace que todas las mañanas pese al frío de diciembre y enero tengas ganas de salir a tomar la temperatura, buscando ver a la mamá, al papá, a la hermana pequeña, a la mascota o a las abuelas…

Así pasan las mañanas y comenzamos a conocernos y cuando una profesora lleva unas zapatillas con brillos, la niña le dice que se ha puesto las zapatillas mágicas y que cuando las ve se pone contenta.

Esperamos a ese perro que viene corriendo, tirando de la correa y hasta que no entran los dos hermanos no se separa de la verja, que cualquier día va a entrar con ellos, que casi se puede leer su pensamiento: ¿qué ocurrirá ahí dentro…? La perra Tora que estamos seguras de que con los ojitos que mira a los niños y niñas y con la alegría que mueve el rabo, sería una buena compañera en el colegio.

Y ese gesto que por inercia, por empatía y acompañamiento, los niños y las niñas se retiran el flequillo de la frente para facilitarnos a los adultos la toma de temperatura, hasta los que no tienen flequillo, que es lo más lindo de ver.

Es interesante a nivel individual como se van forjando las relaciones. Por cada persona que entra al colegio, a lo largo de este tiempo les vas conociendo más y preguntas: ¿cómo están?, ¿cómo han pasado la noche?, ¿qué tienen hoy los mayores de la etapa? les gusta contarte si tienen control, si lo llevan bien…qué entra… si han estudiado o si se encogen inseguros de como vienen de preparados y preparadas y así hablamos de Goya, de Benito Pérez Galdós o de los decimales.

Las bicicletas y patinetes, que son bienvenidos en cada una de las puertas y hemos ido inventados mil formas de atarlas, ponerlas con patas, en la valla, tumbadas, menos en los árboles nos dicen los niños y niñas porque como seres vivos sufren.

Todas las personas que, sin necesidad de correr, pues queremos y hemos dado el mensaje de flexibilidad en las familias que tienen que recorrer varias puertas, por la mañana vienen con una sonrisa, corriendo el padre, corriendo la madre y corriendo la niña, cuando llega antes la madre y le recuerda a la niña que ha llegado primera, esta dice. “no me importa” y yo pienso bravo, pero cuando llega antes la niña, dice con una sonrisa de oreja a oreja “he ganado”, entonces pienso a lo mejor si la importa… el papá nunca gana, pero hace unas coletas maravillosas, vemos el cariño en la despedida de cada uno de los miembros de las familias.

He conocido a un pequeño científico, me asombran las historias que me cuenta, le encantan los insectos y sabe manejar la resina para conservarlos, tiene una colección en casa y me ha regalado dos “zapateros” en resina, que gran regalo.

Hemos sabido ganar cercanía en las puertas, felicidad, suplir, compensar la distancia física, con la cercanía emocional.

Quien nos iba a decir allá por principios de septiembre que una acción tan mecánica como tomar la temperatura en las puertas de Hipatia, nos iba a dar situaciones divertidas, que minimizan la sobriedad del momento vivido.

La escuela siempre sabe reinventarse.

Coordinación primaria

Hazlo tú mismo

Hacia principios de junio del curso pasado, cuando estábamos recuperando muy lentamente nuestra nueva normalidad, desde Hipatia se lanzó una propuesta de trabajo por proyectos en la ESO, con motivo de la convocatoria extraordinaria de junio. El objetivo principal era que el alumnado pudiera aprender de una forma diferente, recuperando el trabajo en equipo y usando la creatividad como hilo conductor de ese aprendizaje.

Uno de los proyectos que se ofreció, al cual se apuntó únicamente un grupo de chicas de 1ºESO fue “Hazlo tu mism@”, que consistía básicamente en realizar creaciones con ropa o materia textil.

 

Un estudiante en el momento de diseñar y elaborar uno de los muñecos

Su objetivo era crear muñecos con ropa usada y vieja que ya no sirviera para nada. Con un poco de habilidad en la costura y muchísima inventiva y ganas de crear fueron elaborando muñecos únicos y diseños divertidos para vestir a muñecas.

Pero esta idea resultó tan bonita y enriquecedora, que no se podían quedar solo en eso, sino que siguieron ampliando su proyecto.

Además, investigaron sobre el origen de la ropa que compraban habitualmente: donde se produce, como son las condiciones laborales de las personas que las fabrican, como se distribuyen… y descubrieron cosas muy interesantes.

“Con un poco de habilidad en la costura y muchísima inventiva y ganas de crear fueron elaborando muñecos únicos”

Las ganas de aprender, estar juntas y elaborar creaciones, las llevó a realizar decenas de muñequitos que ya no les cabían en casa y que pedía a gritos un nuevo hogar. Así que decidieron darle de nuevo otra oportunidad a esa ropa usaba y vieja convertida ahora en entrañables monigotes.

Pensaron que la mejor opción era donar sus muñecos a algún colegio o asociación cercana, pero el COVID y las vacaciones de verano truncaron sus primeras opciones. Así que, al comienzo del nuevo curso, sintiendo que el proyecto aún no había terminado, buscaron nuevas organizaciones a las que pudieran donar sus creaciones.

De esta forma, se contactó con Javier, de la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas, que se dedica a ayudar a las familias de Rivas en situación de precariedad entregándoles alimentos y productos de higiene.  

A todo esto, se sumó el esfuerzo y colaboración del resto de estudiantes de 2º y 4ºESO que aprendieron a coser y crear gracias a esta pequeña idea surgida en junio.

Desde la asignatura de plástica, Nazaret y Eva contaron la idea y fin del proyecto y animaron al resto de estudiantes a realizar alguna creación voluntaria. La respuesta fue enorme y muchos compañeros y compañera se unieron al reto y dejaron volar la imaginación con sus manos.

Algunas de las criaturas donadas a la RRAR

¡El resultado fue increíble! Con todos los trabajos realizados se podían llenar hasta cinco cajas de folios.

Estaban felices, aunque la mascarilla no les dejara mostrar su sonrisa, ya que, por fin, sus pequeñas criaturas encontrarían el lugar para el que fueron creadas. En la casa de algún niño o niña donde se necesite jugar, reír e imaginar.

Gracias a una sencilla idea, a la ilusión de los estudiantes y a la RRAR, todos estos muñecos han llegado a cientos de familias ripenses.

Ojalá este proyecto vuelva a nacer de nuevo este curso y surjan iniciativas parecidas que nos inviten a crear y trabajar por un mundo más amable y solidario.

Semipresencialidad

¿Qué cómo nos sentimos? Es difícil

Me tapo la boca y me siento en la silla. Tu explicas sintaxis, pero no te oigo porque estas muy lejos, estas a millones de años luz de mí. Luego hacemos un examen y me preguntas aquello que me dijiste cuando estabas muy lejos, pero no me lo sé. Y esa nota me define como ha hecho siempre, pero ahora de una manera distinta. Ahora ese 5 me insulta, me mira con desprecio por no ser 9, porque antes siempre era 9. Pero antes yo era otra.

Las asignaturas se van sucediendo despacio. Uno de cada diez profesores me mira, pero no me ve, y en mi burbuja individual con distancia de metro y medio, lejos de sentirme segura, me siento sola.

Y los días van pasando, de vez en cuando dibujo y a veces leo. Y es verdad no tengo rutina, pero es que no quiero rutina.

Este año mucha gente por primera vez ha tenido tiempo. A la sociedad no le interesa que tengas tiempo. Le interesa que ocupes tu vida haciendo una cosa tras otras, que consumas y que pienses lo menos posible. La gente vivía ciega, guiada por impulsos que no siempre eran prudentes. Y de repente una pausa. La gente se encuentra vacía. Los adolescentes se encuentran vacíos y empiezan a pensar. Empiezan a pensar porqué hacen las cosas, si de verdad quieren hacerlas. De repente nos privan de todo. Nos quitan a la gente, el calor. Ya la lluvia no nos moja. Perdemos lo humano.

Comienza septiembre. ¿Por qué todos piensan que somos las mismas personas que se fueron en marzo? A la gente ya no le interesa la historia, ni la biología, ni las matemáticas. La verdad es que antes tampoco le importaban, pero ahora han sido consciente. La gente quiere bailar sobre los tejados, saltar con gracia los charcos, cantar su canción favorita a todo volumen en un karaoke, besar al chico que le gusta… pero nos seguís hablando de sintaxis y radicales como si nada hubiera pasado.

¡Sois vagos!

¡Cuánto menos hacéis, menos queréis hacer!

¡Poneos en nuestro lugar!

A lo mejor es que ya no queremos hacer lo mismo de antes. A lo mejor es que lo de antes no nos llenaba.

Y entiendo que no puedes eludir tus responsabilidades, que lo que haces hoy es tu futuro. Pero ahora necesitamos otras cosas porque el futuro puede ser otro.

 

Gabriela Pardo 3AM