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Las puertas de Hipatia

Volviendo la vista atrás, allá por los inicios de septiembre, hace 4 meses más o menos, aunque la sensación es hace muchísimo tiempo… las familias y el profesorado teníamos muchas incertidumbres y miedos, por qué no decirlo, lo verbalizábamos de la siguiente manera: “en cuanto empiece el cole en 15 días, estamos todos y todas confiados otra vez, no somos sanitarios y no vamos a saber identificar síntomas”

Nos pusimos a redactar protocolos, a generar medidas de higiene y distancia, a aprender que cada colegio debía tener una comisión covid y funcionaron; vaya que si funcionaron y aquí estamos comenzando el segundo trimestre. Pero hoy de lo que queremos escribir es de una medida que nos hace compartir experiencias, sensaciones, sentimientos y pensamientos…una medida en las distintas puertas generadas para las entradas y salidas.

Tomar la temperatura del alumnado nos ha dado la posibilidad de volver a confiar en la escuela como momento de encuentro y momento de compartir, hemos aprendido en las puertas de Hipatia a mirarnos a los ojos y fijarnos en el lenguaje de la mirada.

Un hecho que podríamos pensar lejos de lo educativo, somos capaces de reconvertirlo en un momento de vínculo entre las familias, el alumnado y el profesorado y esto hace que todas las mañanas pese al frío de diciembre y enero tengas ganas de salir a tomar la temperatura, buscando ver a la mamá, al papá, a la hermana pequeña, a la mascota o a las abuelas…

Así pasan las mañanas y comenzamos a conocernos y cuando una profesora lleva unas zapatillas con brillos, la niña le dice que se ha puesto las zapatillas mágicas y que cuando las ve se pone contenta.

Esperamos a ese perro que viene corriendo, tirando de la correa y hasta que no entran los dos hermanos no se separa de la verja, que cualquier día va a entrar con ellos, que casi se puede leer su pensamiento: ¿qué ocurrirá ahí dentro…? La perra Tora que estamos seguras de que con los ojitos que mira a los niños y niñas y con la alegría que mueve el rabo, sería una buena compañera en el colegio.

Y ese gesto que por inercia, por empatía y acompañamiento, los niños y las niñas se retiran el flequillo de la frente para facilitarnos a los adultos la toma de temperatura, hasta los que no tienen flequillo, que es lo más lindo de ver.

Es interesante a nivel individual como se van forjando las relaciones. Por cada persona que entra al colegio, a lo largo de este tiempo les vas conociendo más y preguntas: ¿cómo están?, ¿cómo han pasado la noche?, ¿qué tienen hoy los mayores de la etapa? les gusta contarte si tienen control, si lo llevan bien…qué entra… si han estudiado o si se encogen inseguros de como vienen de preparados y preparadas y así hablamos de Goya, de Benito Pérez Galdós o de los decimales.

Las bicicletas y patinetes, que son bienvenidos en cada una de las puertas y hemos ido inventados mil formas de atarlas, ponerlas con patas, en la valla, tumbadas, menos en los árboles nos dicen los niños y niñas porque como seres vivos sufren.

Todas las personas que, sin necesidad de correr, pues queremos y hemos dado el mensaje de flexibilidad en las familias que tienen que recorrer varias puertas, por la mañana vienen con una sonrisa, corriendo el padre, corriendo la madre y corriendo la niña, cuando llega antes la madre y le recuerda a la niña que ha llegado primera, esta dice. “no me importa” y yo pienso bravo, pero cuando llega antes la niña, dice con una sonrisa de oreja a oreja “he ganado”, entonces pienso a lo mejor si la importa… el papá nunca gana, pero hace unas coletas maravillosas, vemos el cariño en la despedida de cada uno de los miembros de las familias.

He conocido a un pequeño científico, me asombran las historias que me cuenta, le encantan los insectos y sabe manejar la resina para conservarlos, tiene una colección en casa y me ha regalado dos “zapateros” en resina, que gran regalo.

Hemos sabido ganar cercanía en las puertas, felicidad, suplir, compensar la distancia física, con la cercanía emocional.

Quien nos iba a decir allá por principios de septiembre que una acción tan mecánica como tomar la temperatura en las puertas de Hipatia, nos iba a dar situaciones divertidas, que minimizan la sobriedad del momento vivido.

La escuela siempre sabe reinventarse.

Coordinación primaria

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